ORGANIZACIÓN E INTERPRETACIÓN DE LA INFORMACIÓN
23:3910.1. El nuevo esquema del plan de investigación Una vez concluida la tarea de recolección de información, sea porque ya fueron agotadas las fuentes o porque el tiempo destinado a esta fase se ha vencido, se debe proceder a ordenar e interpretar los datos obtenidos, lo que nos permitirá estar en condiciones para componer y redactar los resultados de nuestra investigación. Pero, la tarea no será fácil. Es posible que hayamos logrado acopiar información que obliga a reformular el Plan de Investigación, que nos sirvió de base para el trabajo de gabinete. Los datos obtenidos mediante la sistematización de información son examinados por los investigadores teniendo como marco de referencia las estructuras conceptuales ya establecidas, pudiéndose dar la situación siguiente: los datos no alteran los presupuestos ni las expectativas inicialmente planteadas o por el contrario se vislumbra discrepancias con los nuevos datos obtenidos. Este último caso, ocurre por lo general, lo que demanda una rectificación del viejo plan de investigación. Rectificar el viejo plan implica elaborar un nuevo esquema, que puede suprimir algunos temas e incorporar otros nuevos dentro de él. La tarea demanda de esfuerzo intelectual y de contacto con la información recogida. Así, lo primero que hay que hacer es efectuar una lectura de la información recogida en las fichas de investigación, para identificar sus alcances, abstraer las categorías conceptuales que guiarán la ordenación sea para ubicarlas dentro del esquema o de uno nuevo, que rectificará y perfeccionará el primero. Este esfuerzo puede ser tedioso y agotador. No debe preocuparsee, porque mientras toma contacto con la información su cerebro la procesa y, más temprano que tarde, su mente elaborará un nuevo esquema de ordenación de información. Una vez logrado, se dará cuenta que es posible comenzar a clasificar la información en perspectiva de la redacción. La clasificación de la información La clasificación no es un acto único. Es un proceso complejo que, dividido en una serie de clasificaciones parciales, empieza con una primera distribución de los materiales de acuerdo con las grandes categorías, es decir, los capítulos de la investigación; continúa, después, con la ordenación de cada uno de los capítulos, para distribuir los datos correspondientes en categorías más pequeñas, es decir, los subcapítulos; poco a poco desciende, por divisiones cada vez menores, hasta llegar a la ordenación minuciosa de cada ficha con respecto de aquella que la precede y de aquella que la sigue. Ágil y flexible puede ser este proceso o, por lo menos, libre de entorpecimientos mecánicos, gracias a la ficha que, como elemento unitario permite, como si se trabajara con una baraja de naipes, distribuir con facilidad y repetir libremente las distribuciones en conjuntos cada vez más pequeños. (Zubizarreta, 1983). ¿Cómo proceder a la clasificación de la información? Recorramos los siguientes pasos: Lea con minuciosidad cada una de las fichas de investigación trabajadas. Si fuera necesario vuelva a leerlas. Verifique si el epígrafe colocado al momento de la recolección de datos es pertinente con el contenido. Si no fuera así, es el momento para colocarle el título que le corresponda. Luego o simultáneamente comience la primera clasificación. Guíese por los epígrafes y en correspondencia a los temas del esquema, organice la información. Un buen recurso consiste en utilizar las fichas guía, elaboradas en material grueso y tamaño adecuado. Puede ser de papel blanco, y posee una pestaña en la parte superior, en la cual se coloca el título de una de las divisiones del esquema de trabajo. En el caso que el texto de una ficha, sirviera para varios apartados de la clasificación se puede apelar a las fichas de remisión, que deben ser colocadas en los lugares correspondientes. Esto significa que una sola ficha puede ser ordenada en varios lugares distintos a la vez. Terminada la primera clasificación, procede un descanso. Es posible que después de una segunda revisión, tenga que reclasificar la información en busca de un nuevo orden. No se preocupes, “en realidad no existe un único orden: hay muchas ordenaciones posibles”. De todos modos, el resultado final se expresa en una clasificación pormenorizada, de los materiales de información, de acuerdo a un orden de sección a sección, de ficha a ficha, lo que permitirá que la redacción sea más expeditiva. 57 Métodos de Estudio 2017-I De esta manera, estará en condiciones de organizar, en un nuevo esquema verdaderamente expositivo, la composición de la obra escrita. No debe olvidar que la monografía tiene que hacerla con los datos que dispone. Los datos organizados pueden ser presentados adoptando un esquema vertical, y lógico que le ayudarán a pensar. Y, finalmente, dentro del último ordenamiento, conviene la selección de las fichas que de acuerdo con su importancia, van a ser empleadas en citas textuales, referencias o notas. 10.2. La interpretación de datos “Interpretar es explicar el sentido de algo; es atribuir una acción a determinada causa, es hacer inferencias y llegar a un resultado después del análisis”. (Carrillo, 2000.) Para explicar es necesario la comprensión de los conceptos y el dominio del proceso de conceptualización. Cada disciplina científica para comunicarse utiliza un lenguaje categorial, de conceptos básicos, que deben ser universalmente comprendidos por los integrantes de la comunidad académica y/o científica. En ese sentido, Francisco Carrillo señala algunas pautas que todo investigador debe tomar en cuenta, tanto en la etapa de recolección de información como en la interpretación y redacción del trabajo: Cada disciplina de la ciencia tiene sus propios términos o conceptos con significación propia y diferente a los de otra rama de la ciencia. Los conceptos son expresión de un fenómeno o una realidad concreta, por lo que su utilización debe conducir a una interpretación adecuada por parte de los que leen. Ciertos conceptos pueden referirse a fenómenos diferentes, debido a su carácter polisémico. Los propios conceptos pueden cambiar con el correr del tiempo, de allí que es importante la contextualización. Como se puede apreciar, la interpretación por ser una actividad eminentemente intelectual, resulta de la comprensión lectora, del dominio de los significados de los términos. Por ello, siempre es necesario manejar diccionarios especializados y construir glosarios de especialidad. Hay otro aspecto que se presenta en la organización e interpretación de la información cuantitativa, que si bien no se recogen de experimentos o de observación directa, pueden estar referidas en las fuentes documentales trabajadas con el propósito de demostrar o sustentar una afirmación; si el investigador opta por fichar ese tipo de información, debe tener la habilidad para clasificarla y ordenarla y preparar cuadros estadísticos o tablas que en ningún caso deberán ser excesivos ni alejarse de su utilidad de ayuda al texto impreso. De lo dicho se desprende la importancia del análisis de la información. No es suficiente amontonar datos, recopilar abundante información. El quid de la cuestión radica en saber disponer y utilizar la información, saber leer el mensaje explícito y el implícito, es decir en saber analizar. El análisis de datos es primordial, ya que exige agudeza intelectual, capacidad para inferir. 58
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